Quería dedicar este post a la escultura de Ángel caído que preside una de las fuentes del parque del Retiro, que siempre me ha fascinado.
Siempre cuando paseo por el parque del Retiro me sorprende está escultura llena de fuerza, y especialmente su temática teniendo en cuenta cuando se realizó.
El escultor madrileño Ricardo Bellver estaba cursando su tercer año en la Real Academia Española de Bellas Artes, en la ciudad de Roma cuando en 1877 ejecutó en yeso está escultura, que presentó al año siguiente en la Exposición Nacional de Bellas Artes.
La obra no dejó indiferente al jurado y obtuvo la Medalla de Primera Clase, siendo comprada por el Gobierno por apenas 4500 pesetas.
Se decidió enviarla a la Exposición Universal que se celebró en París, pero como sólo se permitían esculturas realizadas en bronce o mármol, se fundió al bronce en los talleres parisinos de Thuebault-Fils, que es la estatua que hoy vemos expuesta en el Retiro, y el modelo en yeso se cree que fue destruido.
A su regreso a España, se expuso en el Museo Nacional del Prado, pero en sus salas le faltaba la expresividad del cielo, por ello, se decidió buscarle un emplazamiento en el exterior.
Se cedió al Ayuntamiento de Madrid y se ubicó donde antiguamente estaba la fábrica de la Porcelana del Buen Retiro.
Entonces se necesitaba un pedestal donde colocar la escultura que realizó Francisco Jareño.
En 1885 el conjunto fue inaugurado por la reina regente Mª Cristina de Habsburgo entre muchas polémicas por la sociedad más conservadora que consideraban una provocación el colocar una escultura de esta temática en lugar público, era algo casi «pagano».
Una estatua atrevida para su época
¿Cuál era ese atrevimiento?: La escultura está dedicada al Ángel caído, a Lucifer o Luzbel, es decir, al «Portador de la Luz» (Lux- fero) o la Luz Bella, un ángel, ejemplo de belleza y sabiduría cuya soberbia por igualarse a Dios le llevo a caer a los infiernos y transformarse en Satanás.
Cuando Bellver presentó la escultura a la Exposición de Bellas Artes adjunto unos versos del canto I de «El paraíso perdido» obra del autor John Milton que habían inspirado está escultura:
“Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado”.
La imagen del demonio, desde siempre, ha tenido distintas representaciones, desde un ser horrible y monstruoso a un ser bello y tentador, que a partir del s. XIX le añadirá la connotación del orgullo, como podemos ver reflejada en esta escultura.
Algunos datos, han reforzado el misterio y simbolismo sobre esta representación de Lucifer:
- La estatua se muestra en un momento de rebeldía, cuando acaba de caer al averno, y una serpiente de 7 cabezas, emblema de la sabiduría corrompida empiezan a rodearlo, impidiendo que pueda apartarse la roca.
- Grita desesperado al cielo, con las alas aún medio desplegadas de la caída, mientras el cuerpo está contorsionado mostrando su desobediencia.
- Bellver se dejó influenciar por los artistas romanos que le rodeaban en ese momento, tanto por el grito de dolor y las serpientes enroscadas del Laocconte, como por la expresividad barroca de Bernini, con líneas diagonales en la composición y toda esa amalgama de sentimientos expresados en el rostro.
- El pedestal refuerza la composición de la escultura, con diablillos de bronce como surtidores, que sujetan entre sus garras sierpes, lagartos o delfines, con simbolismos duales del Mal como la lujuria, y del Bien aludiendo a Cristo.
- El pedestal es octogonal, siendo el 8 un símbolo del nuevo comienzo, ya fuera del orden de la creación.
- Lo curioso son otros simbolismos que se han añadido a la escultura probablemente por casualidad, como el hecho de que esté situada a 666 (el número de la bestia) metro sobre el nivel del mar, en una época en la que se están iniciando la mediciones de altitud y los instrumentos no son tan precisos como los actuales.
- Y además se encuentra localizada en una glorieta o plaza donde convergen 5 calles que forman un pentágono símbolo de Venus (“Lucero del alba” como Lucifer) o pentagrama invertido, la estrella del mañana, símbolo escogido por Lucifer.
Estas casualidades convirtieron a la escultura, especialmente entre los años 30 y 40 en centro de reuniones satánicas.
Se ha dicho muchas veces que es la única escultura dedicada al lucifer, el diablo, aunque no es cierto, podemos encontrar otros monumentos en Milán, La Habana o Tandapi (Ecuador).
Si queréis observar la escultura más de cerca podéis ir a la Real Academia de Bellas de San Fernando, donde, desde los años 90, se conserva una réplica en resina preparada sobre un molde fabricado en silicona.
Otra opción es realizar una visita al Parque del buen Retiro (buscando la plaza del ángel caído), aunque ya sabéis que es enorme y, por lo tanto, tendréis que usar un mapa para saber qué estáis buscando exactamente, y así no perder todo el día recorriendo este paraje natural.
Mapa de la Glorieta del Ángel caído